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Real Academia de la Lengua da visto bueno a palabras latinoamericanas

Aunque no en tropel, un nutrido número de palabras hizo su ingreso “triunfal” Screen Shot 2014-10-27 at 13.46.50en el nuevo Diccionario de la lengua española ; son términos que finalmente obtuvieron el visto bueno de la Real Academia de la Lengua (RAE) y podrán usarse sin que sean tildados de “inexistentes”, “desautorizados” o “incorrectos” por la añosa institución.

Entre los términos que se pueden emplear “con toda corrección” a partir del presente año, están privacía, zíper, blúmer, gobernanza, birra, bisnes (en singular y plural), brócoli, amigovio, bluyín, bluf, gane, baipás, membresía, ratón, soul y costarriqueñidad.

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A media voz

Graciela

Graciela

Recomendamos un sitio web, un verdadero tesoro de poesía. Recomendamos la lectura de poesía para todos los escritores, no solamente los poetas en ciernes. Aquí se relata el origen del sitio:

SEMBLANZA DE GRACIELA HENAO LONDOÑO

«Nació en Manizales, Departamento Caldas Colombia, en abril de 1939 y murió en enero de 2013. Realizó estudios de fisioterapia en la Escuela Colombiana de Fisioterapia de Bogotá. Fue jefe por varios años del Departamento de Fisioterapia del Hospital Infantil de Manizales y posteriormente abrió su consultorio, el primero que hubo en Manizales, trabajando ininterrumpidamente hasta noviembre de 2012. Vivió permanentemente actualizada en su profesión. Por sus conocimientos le solicitaron actuar como perito judicial en su área, en los juzgados del Departamento de Caldas. Sigue leyendo

La diversidad cultural

Hace unos dos o tres años, investigando sobre lenguas minoritarias desde diferentes aspectos, leí acerca del trabajo de Terralingua, una ONG que busca proteger dichas lenguas y a sus usuarios. A través de su página web tuve acceso al índice de diversidad biocultural, el cual muestra que los países con mayor diversidad biológica tienen también la mayor diversidad lingüística. El índice ha sido actualizado, los trabajos en diversidad biocultural han seguido avanzando, pero la relación no ha variado: la mayor diversidad biológica coincide con mayor diversidad lingüística.  Asombroso, ¿no es cierto? Una afirmación más de que la diversidad ha sido siempre parte del plan de Dios. Sigue leyendo

Conozcamos nuestro idioma (2) por Maureen Herrera Brenes

Desde hace algunos años estudio inglés, así que siempre llevo en mi bolso mi “cuadernito de nuevas palabras”. Supongo que es una práctica común entre la gente que estudia idiomas. No obstante, hace varios meses me di cuenta de que necesito otro cuaderno de palabras… en español.

 

Todo empezó un día en que escuché un programa radiofónico y se refirieron a un director de cine con el adjetivo de “iconoclasta”. ¿Y eso que significa?, pensé yo. El diccionario, amigo siempre generoso, me lo aclaró: “Se dice de quien niega y rechaza la merecida autoridad de maestros, normas y modelos.” También encontré el sinónimo de “irreverente”. El ejercicio es apasionante. La última vez que lo realicé buscaba el significado de la palabra “dandy”, y lo primero que averigüé es que se escribe de esta forma en inglés, de donde proviene el término. En español se escribe “dandi”, y su significado es: “hombre que se distingue por su extremada elegancia y buen tono”.

 

Este mundo de las palabras es una fuente sin fin. Uno de los primeros consejos que recibí en el inicio de mis estudios de periodismo, fue el destierro de la palabra “cosa”. Siempre es mejor usar la palabra precisa, y en este campo el español es un enorme escaparate del cual escoger. El mes pasado entrevisté a un arquitecto y me externaba su preocupación porque nuevas generaciones de colegas suyos no saben los nombres precisos de las partes de un edificio histórico. Esto me recordó que años atrás se restauró la fachada de un teatro en San José, el Teatro Popular Melico Salazar, y dicha actividad me puso en contacto con términos que nunca en la vida había escuchado. ¿Quién habría imaginado que en esa construcción, que yo simplemente llamaba “fachada”, conviven frisos, mascarones, balaustradas y cornisas, para mencionar unos pocos ejemplos?

 

A  propósito del tema les recomiendo el sitio www.elcastellano.org. Lo encontré hace poco y me suscribí a uno de sus servicios llamado “la palabra del día”. Además, periódicamente envían enlaces a sitios con noticias sobre el idioma español. Si queremos escribir, es imprescindible conocer nuestro idioma, tan rico, bello y lleno de la esencia misma de nuestra cultura. Me parece que debemos tener un aprecio especial por nuestra lengua materna, sin importar cuál esta sea, y al escribir esta afirmación pienso también en los latinoamericanos cuya lengua materna es el cabécar, el aymara o el maya.

 

Aunque aprecie al español, reconozco que las palabras tienen su propia vida y como chiquillos traviesos saltan de una lengua a otra con total desenfado. En Costa Rica, por ejemplo, a los niños se les llama “güilas”. A mí la expresión no me gustaba mucho y a veces sentía en ella un cierto sentido peyorativo. Sin embargo, mi profesor de gramática española me explicó que tiene muchos años de estar entre nosotros, pues su origen es náhuatl. Desde entonces le tomé cariño al término y lo uso con más frecuencia.

 

¡Qué vivan las palabras! No se vaya hoy a la cama sin aprender una nueva.

Conozcamos nuestro idioma (1), por Maureen Herrera Brenes

En Costa Rica, mi país, llueve casi todo el año. Por este motivo no es de extrañar que tengamos muchas palabras asociadas a la lluvia: llovizna –popularmente, “pelo de gato”- aguacero, temporal, baldazo, tormenta. Cuando se empieza a nublar, sopla el viento y el aguacero se siente venir, la gente del campo dice “huele a agua”. Cuando amanece nublado, suponemos que el tiempo cambiará y en la tarde brillará el sol; en  ese caso el dicho apropiado es: “mañana oscura, tarde segura”. 

 

Esta introducción climática es para ejemplificar la riqueza del lenguaje, la principal herramienta de los escritores. Quienes estamos interesados en trabajar con palabras no podemos darnos el lujo de usarlas de manera pobre o inapropiada. Eso sería tan grave como contratar un carpintero y que este llegue a nuestra casa sin martillo ni serrucho. 

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Quiero compartir con ustedes algunas herramientas que he encontrado en el camino y me han sido de utilidad. De vuelta, ustedes pueden compartir las suyas y así aprendemos todos. 

 

A continuación les hablo de la primera. El año pasado me enteré de que existe un libro llamado Diccionario panhispánico de dudas. Soy periodista, así que se imaginarán la gran joya que ha sido para mí. Ya tengo subrayadas varias partes, a las cuales he llegado con preguntas de mi quehacer cotidiano: ¿Se escribe “medio día” o “mediodía”? ¿Llevan las siglas todas las letras en mayúscula, o sólo la primera? ¿Cuántas palabras deben llevar mayúscula en el título de un libro? No les cuento las respuestas, para que se motiven a investigar. 

 

La segunda herramienta sobre la que quisiera hablarles, es la posibilidad de tomar un curso de gramática española. El año pasado por primera vez cursé uno, nunca es tarde. Sabía que mi formación periodística en esa materia tenía carencias, pero suponía tener más que nociones básicas. ¡Oh ignorante de mí!  Para vergüenza de las escuelas de periodismo de mi país, he de confesar que entré a un mundo sobre el que sabía bien poco. Hoy disto mucho de ser experta, pero encontré una puerta abierta para seguir. Les animo a entrabar amistad con adverbios, conjunciones y preposiciones. A lo largo del viaje encontrarán que las palabras indicativo, subjuntivo e imperativo cobran sentido. 

 

En una próxima entrega les mencionará otras puertas que he encontrado, en esta maravillosa aventura de escribir.