Como escritor, a veces debes hacer trabajo de investigación. No es que vayas a copiar el estilo de otro autor o que vayas a sacrificar tu sueño o que debas cambiar tu tema de libro o tu trama de la futura novela.
Solo debes afinar tu sentido de percepción y, como un detective, te escabulles a una librería y:
—hueles los libros
—rozas las tapas
—sueñas con ver tu nombre en las portadas
—ves las listas de mayor venta
—lees las contraportadas de los libros que llaman tu atención
—cuentas los libros que algunos autores han publicado
—memorizas las casas editoriales que producen más
—te diviertes un rato con los libros infantiles
—admiras el arte en portadas e ilustraciones
—juegas a que eres millonario y puedes comprar todos los libros que tengas, así que haces una lista mental
—ruegas que alguien te regale para tu próximo cumpleaños un “certificado de regalo” para tu librería favorita
—concedes entrevistas imaginarias por tu nueva novela (cuando se vuelven realidad, ya no las disfrutas tanto)
—practicas tu firma para cuando des autógrafos (tampoco es tan emocionante cuando ya es un hecho)
—visitas a tus amigos, los clásicos, y suspiras al remembrar sus historias
—charlas con algún dependiente e indagas por los gustos de los lectores
—vigilas la pizarra con anuncios para futuros eventos interesantes
—entablas conversaciones imaginarias con tus autores favoritos
Todo eso puede hacer un escritor en una librería. Visita una lo más pronto posible, y ¡diviértete!