Los delirios de Saramago

Caín por José Saramago: ENTRE LA LUCIDEZ Y LA CEGUERA

Por Patricia Adrianzén de Vergara

“Como todo, las palabras tienen sus qués, sus cómos, sus porqués. Algunas, solemnes, nos interpretan con aire pomposo, dándose importancia, como si estuviesen destinadas a grandes cosas y, ya se verá más tarde, no son más que una brisa leve que no conseguirá mover un aspa de molino, otras, de las más comunes, de las habituales, de las de todos los días, acabarán teniendo consecuencias que nadie se atreverá a pronosticar, no habían nacido para eso y, sin embargo, sacudieron el mundo”.

Como bien describe en este párrafo extraído de su última novela, José Saramago postula que las palabras tienen un gran poder. Como escritora, no solamente creo en la belleza de las palabras sino  en el poder que éstas tienen para comunicar y producir impresiones profundas en el ser humano. Saramago va más allá y afirma que las palabras pueden “sacudir el mundo”. Quien escribe es consciente que su propuesta evocará una respuesta en el lector. José Saramago una de las mentes más brillantes de nuestros tiempos, a sus 86 años hace entrega de una nueva novela  con una clara intención anti religiosa. Casi veinte años después de su “Evangelio según Jesucristo”, el premio Nobel de literatura, confiesa haber escrito “Caín” en casi cuatro meses porque: “Estaba en una especie de trance. Nunca me había sucedido por lo menos con esta intensidad con esta fuerza”.

Sin que pongamos en duda su genio creativo, su tremenda habilidad para escribir, su lucidez para filosofar en los problemas humanos, volvemos a admirarnos al mismo tiempo de su ceguera espiritual. No es el primer intelectual que se declara abiertamente ateo y no es la primera vez que Saramago comunica su convicción personal de que “Dios no es una persona de fiar”. Esta es la primera gran contradicción, ya que si se confiesa ateo, por qué su obsesión por pelear con un dios al que finalmente desconoce.

Hace algunos años atrás escribí una tesis titulada “Un análisis del enfoque deconstruccionista de la novela El Evangelio según Jesucristo de José Saramago”. Mi investigación tenía como objetivo  analizar la novela, situándola en el marco de la corriente deconstruccionista, puesto que el autor escribía su obra basándose en una lectura de los evangelios, entregándonos una versión personal y subjetiva de los acontecimientos históricos que narran las Escrituras. Saramago construyó así una novela transmitiendo un concepto de Dios y una Cristología muy particulares donde abiertamente derribaba los conceptos básicos del cristianismo. Entendí que la novela de Saramago proponía a fin de cuentas un diálogo teológico que no podía obviar y que era posible responder apologéticamente a una propuesta que ideológicamente intentaba derribar las bases fundamentales del cristianismo.

Fue así como en mi investigación descubrí que Saramago hizo entrega en esa oportunidad de una novela que abría múltiples posibilidades de interpretación en base a su interpretación personal de los evangelios, reconstruyendo la historia de Jesús desde una perspectiva secular, partiendo de razonamientos filosóficos que cuestionan la Escritura y distorsionan la imagen del Dios de la Biblia.  Como él mismo reconoce, en una de sus entrevistas, cuando intenta justificar su ateísmo: el único Dios posible que existe para él, es un Dios inventado  por los hombres: “Fuimos nosotros quienes inventamos a Dios a nuestra imagen y semejanza, y por eso Dios es tan cruel». Bueno sería que Saramago aclarara que el dios de sus novelas, es el dios  inventado a su imagen, pero el problema radica en que él distorsiona al Dios de la Biblia, cambia a su antojo los acontecimientos bíblicos o los reinterpreta a su manera.

En “El evangelio según Jesucristo” percibí tanto en la ideología implícita como en la ideología explícita de la obra, la lucha personal de Saramago por entregarnos un concepto de Dios totalmente desvirtuado, una Cristología netamente humana y deformada, un concepto del mundo y de la vida que Dios diseñó como una sentencia de muerte para la humanidad, y un concepto del ser humano como un juguete de la voluntad divina. Nos preguntamos, ¿Es esta realmente la visión personal de la vida de un hombre dotado intelectualmente, que ha logrado un espacio significativo en su tiempo y en su sociedad? ¿No hay ningún vestigio de esperanza para él? Como dijera el apóstol Pablo sin Dios y sin Cristo somos lo más dignos de conmiseración.

“Caín” es un arma más en esta lucha personal del autor por desprestigiar a Dios. Aunque él dice: “Escribo para comprender y desearía que el lector hiciera lo mismo, es decir, que leyera para comprender”.  La pregunta es si una novela como ésta nos va a llevar a una mejor comprensión de la vida y de nuestra naturaleza. Si la lectura va a dejar a un lector indiferente, confundido o desconcertado. Si  surgirán lectores que se sumen a su inacabada discusión con Dios o se solidaricen con su posición.

Desde el inicio de la novela Saramago apunta a derribar los postulados bíblicos. Aunque él insiste en que su lectura es literal, con maestría maneja la ironía para contradecir el concepto bíblico y teñirlo de su interpretación personal: «El mayor problema, la mayor acusación que se me hizo, fue que hice una lectura literal de la Biblia, en lugar de una lectura simbólica», explicó el premio Nobel, «Su literalidad es lo que es: un horror», añadió. La literalidad no es ningún horror sino lo que él hace adrede con la Biblia.

Cabe destacar que tal literalidad no es fiel a las Escrituras ya que Saramago en ningún momento hace una interpretación literal de los hechos sino acomoda los sucesos bíblicos utilizando textos fuera de contexto acomodándolos a su antojo.

La burla está desde la primera página donde encontramos a Adán y Eva como una creación imperfecta ya que a diferencia de los animales ellos no podían emitir ningún sonido, no tenían voz propia, supuestamente por un error o una negligencia de Dios.

Inmediatamente Saramago introduce el concepto de un Dios que crea y se olvida de su creación: “Hasta luego, y se fue a su vida” sólo para regresar en poquísimas, breves y espaciadas visitas por largos periodos de ausencia. Es el antiguo concepto del dios relojero que echa a andar el mundo y se olvida de él.

La segunda gran puesta en escena supuestamente literal de Saramago, es hacer creer al lector que en el Edén jamás hubo tal serpiente; sino que Eva soñó todo lo que la serpiente le dijo. Y pone en boca de Dios esta aseveración: “Qué has hecho tú desgraciada. Y ella respondió, La serpiente me engañó y yo comí, Falsa, mentirosa, no hay serpientes en el paraíso, Señor yo no he dicho que no haya serpientes en el paraíso, lo que sí digo es que he tenido un sueño en que se me apareció una serpiente y me dijo”…

Poner en duda lo que dicen las Escrituras es también una vieja costumbre. Pero más allá de esta intención Saramago añade también un propósito vil en la creación del hombre: “Si ya existían otros seres humanos, entonces para qué nos creó el señor, Ya deberías saber que los designios del señor son inescrutables, pero, si he entendido alguna que otra media palabra, me parece que se trata de un experimento, Un experimento, nosotros, exclamó adán, para qué, “

Para Saramago los propósitos de dios siempre son viles y egoístas, sus planes son cuidadosamente trazados para alimentar su egocentrismo. ¿Este el dios literal de la Biblia? Un sin número de textos contradicen esta afirmación, pero nuestra intención no es dar ahora una respuesta apologética que sería motivo de un trabajo mucho más extenso sino identificar el desencanto y desesperanza que transmite Saramago al intentar asesinar al Dios de la Biblia como literalmente sí registra en las palabras que Caín le confiesa a Dios:

“No te va a gustar lo que vas a oír, Que eso no te importe, habla, Es muy sencillo, maté a abel porque no podía matarte a ti, pero en mi intención estás muerto, Comprendo lo que quieres decir, pero la muerte esté vedada a los dioses”.

Creo no equivocarme al afirmar que ese desencanto y desesperanza, propias de nuestra generación posmoderna, que Saramago ha asumido para sí mismo, lo lleva a querer acabar no solamente con Dios sino con la supuestamente “utopía del cristianismo” ya que nuestra generación postula el fin de las grandes interpretaciones u utopías de la historia. Pero el cristianismo no es una utopía más, ha demostrado su sobre vivencia más de dos mil años y el texto escritural, tan mal usado como en este caso, la palabra de Dios recobra especial vigencia, cuando interpretaciones como éstas pasan las fronteras de la verdad y nos llevan a asumir un diálogo teológico y  afianzar nuestra fe. Más bien un texto como el de Saramago nos alerta acerca de las profundas necesidades espirituales del hombre contemporáneo. Como confirma el mismo argumento de la obra, el relativismo y la ausencia de valores absolutos, al desconocer a Dios o ponerle un disfraz de maldad deja al ser humano en una condición de desesperanza. Muy contrario al verdadero mensaje de las Escrituras de un Dios que ama y se preocupa por su creación y la redime. Quienes nos situamos en esta perspectiva tenemos no solamente esperanza, sino un propósito de vida y una misión en este mundo. Tenemos un valor y un nombre con mayúscula a los ojos de Dios y de los que nos rodean, no un nombre con minúscula como indica el paratexto de la novela Caín.

Pero permítanme registrar un texto más para derribar el argumento de la supuesta literalidad de Saramago. La Biblia registra que el sacrificio de Abel agradó a Dios y no el de Caín. Y literalmente que Caín tuvo un diálogo con Dios previo al asesinato de Abel donde se evidenciaron sus sentimientos y dónde Dios le da la oportunidad a Caín de arrepentirse. Saramago dice que cita literalmente la Biblia pero es pura ficción cuando invierte los papeles y crea a un Abel orgulloso, burlón que fastidia sin piedad a Caín. Finalmente termina culpando a Abel de la actitud y decisión que tomará Caín: “Y siempre la falta de piedad de Abel, la jactancia de Abel, el desprecio de Abel”.   La víctima termina siendo el victimario.

Luego veremos que Saramago inventará un ardid para sus propósitos. Hará viajar a Caín a través del tiempo, el personaje se moverá entre el pasado, el presente y el futuro para llegar a las escenas bíblicas dónde el autor intencionalmente quiere ubicarlo para comprobar que Dios también es un asesino. Así lo traslada al tiempo de Abraham Noé y Josué. Caín sabe que no puede matar a Dios, Saramago sabe que tampoco puede hacerlo, por eso intenta al menos matarlo en la mente de sus lectores.

A continuación detallo los principales argumentos del autor citando algunos pasajes de la novela Caín:

I. Falsos conceptos de Dios:

Un Dios impredecible: En boca de un narrador omnisciente Saramago declara esta sentencia: “el señor no es una persona de la que uno pueda fiarse” Dios es impredecible en sus planes y en sus actos. Jamás podríamos fiarnos de él.

Un Dios ruin: “Entonces el señor es capaz de todo, de lo bueno de lo malo y de lo peor. Así es, Si tú hubieras desobedecido la orden, qué habría sucedido, Lo que el señor suele hacer es mandar la ruina o una enfermedad a quien le falla, Entonces el señor es rencoroso, Creo que sí, respondió Abraham en voz baja, como si temiese ser oído, para el señor nada es imposible, Ni un error, ni un crimen, preguntó Isaac, Los errores y los crímenes sobre todo”.

Un Dios cruel: “la cuestión es que estamos gobernados por un señor como éste, tan cruel como baal, que devoró a sus hijos”.

Un Dios celoso: “Los celos son su gran defecto, en vez de estar orgulloso de los hijos que tiene, prefiere dejar que lo venza la envidia, esta claro que el señor no soporta ver a una persona feliz,” (Contexto la construcción de la torre de Babel)

Un Dios malvado: “No bastaban sodoma y gomorra arrasadas por el fuego, aquí, en la falda del monte Sinaí, quedó patente la prueba irrefutable de la profunda maldad del señor, tres mil hombres muertos sólo porque le irritaba la invención de un supuesto rival en figura de becerro,” Saramago aprovecha el concepto de maldad de Dios para justificar el error de Caín y hasta minimizar su falta: “Yo no hice más que matar a un hermano y el señor me castigó, quiero ver quién va a castigar ahora al señor por estas muertes, y luego continuó, Lucifer sabía bien lo que hacía cuando se rebeló contra dios, hay quien dice que lo hizo por envidia y no es cierto, es que él conocía la maligna naturaleza del sujeto”.

Un dios inmoral: “Que el señor haya admitido el incesto como algo cotidiano y no merecedor de castigo en aquellas antiguas sociedades por él gestionadas, no es nada que deba sorprendernos si tenemos en cuenta que era una naturaleza todavía no dotada de códigos morales y para la que lo importante era la propagación de la especie… el propio señor dijo, Creced y multiplicaos, y no puso limitaciones ni reservas al mandamiento, ni con quién ni con quién no.”

Un dios con poder limitado: El dios de Saramago se siente frustrado porque pudo ponerle una marca en la frente a Caín pero no puede predecir ni impedirle que haga su voluntad y vaya dónde él quiera: “…Es verdad que puse una señal en la cabeza de Caín, nunca lo has visto, no sabes quién es, pero lo que no se entiende es que no tenga poder suficiente para impedirle que vaya a dónde su voluntad lo lleve y haga lo que entienda”,

Un dios demente: “Qué, Que nuestro dios, el creador del cielo y la tierra, está realmente loco”

Un dios sordo: “Cuidado Caín, hablas demasiado, el señor está oyéndote y tarde o temprano te castigará, el señor no oye, el señor es sordo”.

Un dios injusto: “pero la justicia, para dios, es una palabra vana”

Un dios pavoroso: “Estoy cansado de esa cháchara de que los designios de dios son inescrutables, respondió caín, dios debería ser transparente y límpido como cristal en lugar de este continuo pavor, de este continuo miedo, en fin, dios no nos ama”.

Un dios vencido: En la novela Caín vence a Dios ya que frustra sus planes de una nueva humanidad. Sólo le queda seguir discutiendo con Caín ya que ni siquiera puede matarlo: “Como te atreves, asesino, a contrariar mi proyecto, así me agradeces haberte salvado la vida cuando mataste a Abel, preguntó el señor, El día que alguien te colocara  ante tu verdadero rostro tenía que llegar”,

II. Conceptos que se repiten de su anterior novela “El evangelio según Jesucristo”:

La constante de los niños asesinados. En “El evangelio según Jesucristo” Saramago se agarra del argumento de la matanza de los niños de Belén por Herodes para culpar a Dios y al mismo José de las muertes de los inocentes. En esta novela su argumento reiterativo es la supuesta injusticia por la muerte de los niños de Sodoma.

“Dios está en todas partes, Sobre todo cuando manda matar, un solo niño de los que murieron abrasados en Sodoma bastaría para condenarlo sin remisión”

“Si los niños que murieron quemados en Sodoma no hubieran nacido, no habrían tenido que dar aquellos gritos que yo oí, mientras el fuego y el azufre iban cayendo sobre sus inocentes cabezas”.

“No tan malvado e infame como tú, acuérdate de los niños de Sodoma”.

La complicidad o similitud entre dios y el diablo: En El Evangelio según Jesucristo, Saramago llega a caracterizar físicamente a Dios y al diablo como dos seres idénticos, vestidos de la misma manera. En Caín vemos que su intención es comunicar que hay complicidad entre ellos:

“Por tanto, o satán puede mucho más de lo que pensábamos, o estamos ante una gravísima situación de complicidad tácita, por lo menos tácita, entre el lado maligno y el lado benigno del mundo.”

“Lo más seguro es que satán no sea nada más que un instrumento del señor, el encargado de llevar a cabo los trabajos sucios que dios no puede firmar con su nombre”.

“Como satán, dijo caín, Sí, como satán, pero a éste ya he encontrado una manera de tenerlo contento, de vez en cuando le dejo una víctima en sus manos, para que se entretenga y con eso le basta”.

El contraste entre la maldad de dios y la bondad de un personaje que encarna la maldad pero que es reivindicado por Saramago. En El evangelio según Jesucristo, Saramago había disuelto el antagonismo dios-diablo sutilmente, desprestigiando a Dios e inventando virtudes y nobles sentimientos en Satanás.  Nuevamente los postulados del autor respecto al diablo son consecuentes con su propósito de presentar una antítesis del Dios de la Biblia y una antítesis del diablo como aparecen en las Escrituras:

En el caso de “El Evangelio según Jesucristo” el demonio termina siendo “mejor persona” que Dios, más noble en sus propósitos y en esta novela, es el protagonista Caín quien termina evidenciando mejores sentimientos.

III. Atribuciones nobles que le da a Caín: En la novela Saramago redime a Caín del asesinato de su hermano Abel y acusa a Dios de haber sido el autor intelectual de esa tragedia.

Caín salvador: el personaje Caín salva a Isaac del sacrificio. Saramago hace que sea Caín quien detenga e interrumpa a Abraham y no el ángel que llegó demasiado tarde.

Caín bondadoso: “Y quien soy yo para que dos ángeles del señor hayan querido acudirme en esta dificultad. Fuiste bueno con Abraham, nos ayudaste para que no nos sucediera nada malo en casa de lot y eso merece una recompensa”.

Caín honesto y moral. Paradójicamente después de evidenciar una conducta licenciosa con las mujeres, Saramago hace algo increíble, con un enunciado que parece una antítesis: “Aunque asesino, caín es un hombre intrínsecamente honesto, los disolutos días vividos con lilith, censurables del punto de vista de los prejuicios burgueses, no fueron suficientes para pervertir un innato sentido moral de la existencia”.

IV. La burla final: Caín tiene el poder de impedir que se cumpla la voluntad de Dios, que consistía en levantar una nueva raza humana de la descendencia de Noé. En primer lugar es Caín quien embaraza a las nueras de Noé, se acuesta  también con la esposa del patriarca y finalmente termina asesinando a todos los habitantes del arca. Solamente para impedir que al final del diluvio se cumplan los propósitos de Dios. Este final no es solamente una burla sino revela una actitud arrogante del autor que vuelve a esconderse en las palabras de su personaje Caín que dice: “Vete tranquilo, de dios me encargo yo”.

Irrespetuosamente Caín desafía a Dios y le dice: “El día en que alguien te colocara ante tu verdadero rostro tenía que llegar”.

Saramago, quien manejó magistralmente tantas veces el concepto de la lucidez, aquí carece de esta cualidad. Solo perdonamos su ignorancia porque finalmente reconoce  que no entiende nada de Dios, y lo identificamos entonces más con sus tristes personajes de “Ensayo sobre la ceguera”. Jesús llamó ciegos a los que se negaban a ver. Saramago ha abierto las  Escrituras pero se niega a ver la verdad, se mueve  entre la lucidez y la ceguera. Reconocemos a un intelectual dotado de una habilidad increíble para escribir pero que cierra su entendimiento a cualquier comprensión de la persona de Dios. No solamente rechaza las Escrituras sino las pervierte y delira:

“La historia de los hombres es la historia de sus desencuentros con Dios, ni él nos entiende a nosotros ni nosotros lo entendemos a él”.

El personaje “Caín” es el mismo Saramago intentando asesinar a Dios. Como no puede hacerlo Caín, asesina a Abel y Saramago  intenta callar a Dios. La mejor forma que encuentra es desvirtuar su palabra. Pero también falla en su intento. No es suficiente hacer una lectura deconstruccionista nuevamente, esta vez del Antiguo Testamento y entregarla como una novedad. No es suficiente defenderse y decir que es literal en defensa de sus argumentos, ya que su interpretación está muy lejos de aproximarse a una exégesis adecuada. Entonces en su fallido intento sólo le queda dejar abierta una discusión eterna entre Caín que no quiere perder y un dios que se niega a ser vencido. Es la lucha de las palabras, de aquellas que cómo se registra en el texto con el que iniciamos esta reflexión se creen muy importantes, se dan aire pomposo, pero al final no conseguirán mover ni un aspa de molino. Porque unas simples palabras, no consiguen mover de su fe a quienes están anclados firmemente. Saramago intenta sacudir al mundo con sus palabras, pero la palabra de Dios es poderosa y eterna. ¡Esa sí nos sacude cada día!

José Saramago . Caín pg 38.

Patricia Adrianzén de Vergara. Un Análisis del enfoque deconstruccionista  del Evangelio según Jesucristo de José Saramago”. Tesis para optar el grado de Master en Estudios Pastorales. Lima, 2005

1 Corintios 15:19

José Saramago. Caín. Pg  8.

Ibid. Pg 12

Ibid pg 19-20

Ibid. Pg 26

Génesis 4:1-7

Saramago. Op. Cit. Pg 25.

José Saramago. Ensayo sobre la lucidez.

Ibid. Pg 58.

Ibid. Pg 60.

Ibid. Pg 61.

Ibid. Pg 63.

Ibid. Pg 75.

Ibid. Pg 75.

Ibid. Pg 77.

Ibid. Pg 88.

Ibid. Pg 95.

Ibid. Pg 101.

Ibid. Pg 101.

Ibid. Pg 101.

Ibid. Pg 126.

Ibid. Pg 101.

Ibid. Pg 117.

Ibid. Pg 126.

Ibid. Pg 103.

Ibid. Pg 104.

Ibid. Pg 113.

Ibid. Pg 59.

Ibid. Pg 100.

Ibid. Pg 107.

Ibid. Pg 126.

Ibid. Pg 126.

Ibid. Pg 64.

7 Respuestas a “Los delirios de Saramago

  1. Lourdes Cordero

    Querida Patricia

    Me encantó leer tu trabajo. ¡Felicidades! Nos ofreces elementos importantes para un análisis de la obra de saramago. Creo que es bueno e importante escribir comentarios sobre la obra de autores conocidos e importantes de nuestra sociedad.

  2. He tenido la fortuna de leer en estos últimos días dos textos que me han dejado un buen sabor de boca. El primero lo encontré en Protestante Digital y lo firma don Eugenio Orellana.El tema está enfocado en los cambios políticos que han ocurrido en Chile. El segundo es el que acabo de leer en Aventura de Escribir y se refiere al Caín de José Saramago.Bien escrito, con buena sustentación crítica, desfacedora de entuertos,derrumbadora de molinos de viento. Mi admiración y respeto por Patricia Adrianzén de Vergara. Sale y vale.

  3. Manuel Ignacio Serrano

    Me uno a los comentarios de Lourdes y Emmanuel. Sólo quería mencionar que Lord Byron, el poeta romántico inglés del siglo XIX, también escribió una obra que tenía al personaje de Caín como personaje inocente que culpaba a Dios. A diferencia de la época de Byron, en que dicha obra fue castigada severamente por el clero de su tiempo, vivimos en tiempos mucho más favorables para el ateísmo, y por tanto más importante que los cristianos esgrimamos razones que manifiesten nuestra adhesión a Cristo. La opinión pública puede estar más a favor o más en contra, ese vaivén continúa oscilando de una época a otra, pero la marca de Caín sigue distinguiendo a aquellos que se distancian de Quien vino a marcar con Su propia sangre de Cordero sin mancha. Aún es tiempo para el arrepentimiento de aquellos que como Saramago se alzan contra Dios. Pero como dice en 1 Corintios 1:26 «no hay muchos sabios según la carne». Gracias a Dios, no dice el apóstol Pablo que no hay ninguno, puesto que este judío de Tarso que era ciudadano romano, a ciencia cierta lo era. Pero lo que el ejemplo de Saramago indica, una vez más, es que ser sabio según lo entiende este mundo sin Dios y sin Cristo no es, ni ha sido, ni será, suficiente. Es más, al final resultará ser deficiente.

  4. Manuel Ignacio Serrano

    Hoy leo la noticia de la muerte anunciada de Saramago en la isla de Lanzarote, Islas Canarias.

    Sin querer mostrar animosidad hacia quien ya no puede defenderse en este mundo, José Saramago debe estar descubriendo -al otro lado de la tumba en la otra vida, no en la abstracción que hacen posible los libros en esta vida- si aquellas creencias cristianas correspondían a una realidad que ahora visible y vivible.

    Saramago ya no puede comunicarse, a viva voz o por escrito, con los que aun no nos ha sorprendido la muerte, según indica Lucas 16:26. Dios tenga piedad de quienes tengan la misma creencia de Saramago descrita en Caín. Tengamos nosotros, los cristianos, también piedad con ellos y compartamos el evangelio salvífico del Salvador.

  5. lourdes brito

    Se Deus realmente existe,Ele deverá receber Saramago,como diz o PAI NOSSO-PERDOAI AS NOSSAS DÍVIDAS ASSIM COMO NÓS PERDOAMOS OS NOSSOS DEVEDORES,uma vez que ELE não poderá ser vingativo.

  6. Pingback: Los números de 2010 | La Aventura de Escribir

  7. Es bueno aclarar que Jose Saramago es un escritor con una amargura total de la vida, de la forma de mirar y considerar el amor hacia los demas no sabe nada, como dicen anteriormente Patricia te felicito porque defiendes y aclaras la ceguera total de este individuo que plenamente desvastado y cansado niega la esperanza y el amor de un Dios soberano con una sabiduria que sobrepasa todo entendimiento. Es por eso que este personaje que aunque es tan brillante es a la vez tan confuso para el mismo, entender tanta divinidad, y es que lo carnal nunca podra ver lo espiritual… en fin… lo mas importante de mi analisis aunque no lo he leido en su totalidad es que es algo que el escribe por el simple hecho de considerarse ateo y es que cualquier argumento que este en contra de la verdad de Dios los ateos aplauden y se comunican entre si acordando un triunfo , pero la realidad de todo esto no se basa en quien gana o quien pierde, quien tiene la verdad o no, sino en la naturaleza obvia del mismo universo que unido entre si como el mismo cuerpo de nosotros esta compuesto por diferentes organos y con una mision cada uno de ellos, esto es lo que hace grande al que es grande y soberano , todopoderoso a nuestro Dios en el cual hemos creido. Esto es lo que nunca podran entender la maravillosa obra de un creador perfecto que nos creo a su hermosa semejansa para vivir eternamente con El y para El. Argumentos como estos se escucharan quizas mas viles en estos tiempos donde la maldad a aumentado y el amor de muchos se ha enfriado. Osea no hay misericordia. Pero para todos aquellos que creemos en Dios Todopoderoso existe mucho mas que esto, y solamente el espiritu de Dios nos guia a conocer las cosas venideras esperandolas con paciencia, amor, templanza, fe, y esperanza…. eso si el mismo espiritu nos hace tener misericordia de todos aquellos que niegan la divinidad de Dios.

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