—¿Entonces quién falta?
—¡El Marinero! —respondió el Artillero, que ese día no había visto a su compañero de la guardia naval, aunque casi seguro de que el batallón de cien soldados estaba completo.
En realidad, el que faltaba era el Cocinero, quien no era un soldado propiamente dicho, pero representaba para el Capitán la persona más valiosa del campamento… Sigue leyendo aquí
